
Horas de inmensa distancia
en la tranquilidad de la onda angustia.
Recuerdos de lo que nunca fue,
en la nostalgia del hogar no conformado.
Miradas lánguidas que nunca se encontraron,
ante los besos apasionados no vividos.
Orgasmo vegetado compartido,
en el lecho tibio que nunca fue sentido,
sobre sábanas revueltas que no se desdoblaron.
Palabras dichas que nunca se expresaron,
por la serenidad ante el miedo de dejarse ser.
Felicidad agobiante autocensurada
por esta realidad artificiosa que suponía el querer.
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