
La madrugada recibe la luz de sus pasos… cada vez amanece más temprano, tratando de robarle horas al día, en venganza por la lentitud que le regalan los años… hormiguita incansable que rumiando pensamientos se resiste al desgano. Sus manos son vida, dan vida, hacen vida… temblorosas ocasionales plasman su suavidad sobre el rostro acariciado de mi existencia… aún adoloridas crean. Ella es ejemplo… ella es estímulo… ella es mueca… ella y sus manos añejas aún me hacen sentir niña… ella aún es bella.
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