Como siempre...

Renazco... de mis cenizas como el ave Fenix... aunque me acompañe una lágrima
Sólo para amigos... para los que gustan de leer... para quienes disfrutan de poemas... para los que como yo sueñan... para los que mantienen la sonrisa... y conjugan a solas las lágrimas... para los que quiero... y los que me quieren... para ti... sobre todo para ti...

2 feb 2008

Delirio Febril


Hace el Sol que la vida parezca más suave, menos liada, más vivible. Enjuga la lágrima nocturna y le ofrece confites a la esperanza para volver a repetir todo en una reincidencia de ser, de hacer, de ir, de venir, de mueca adjetivada y entusiasmo esperanzado.

Las horas pasan libando entre ellas reminiscencias de posibles circunstancias advenideras que permiten al espíritu crear anhelos aguardados en el espacio y en el tiempo, armados en la mente a base de puedos esbozados a gritos en lo más recóndito de la imaginación.

Acaso será realidad soñada o soñada realidad. La diferencia se hace tan evidente en la desesperanza del nunca llega, que lleva a dudar hasta de los hilos de plata que se esconden tras la anilinazada melena sedosa necesitada de lisonjas quiméricas que suban y bajen al compás de la mirada cómplice.

Ante esa luz todo se ve posible y posible se hace todo, cuando de pronto ahí, imponente aparece el rostro. No tiene nombre, es sólo el rostro que se hace Sol en la existencia y llena de luz el horizonte, hace delirar a ciegas y a ojos abiertos levanta sueños imposibles.

Déjase llevar la imaginación cargada de experiencia de añadas coexistidas, dando matices insospechados por el propio pensamiento. Surge un sueño de límpidos embrujos que seducen y se dejan seducir, con esporádicos espasmos que se esbozan en muecas faciales y aclaran la pupila dilatada por la alucinación. Surge la sensación de paz en la que se apetece anidar.

Mientras, va emergiendo pausado el rosado horizonte que advierte la llegada de las sombras, esas que han de trasplantar de nuevo la soledad, sofocando el murmullo y estallando en fragmentos el sueño. Al caer el dueño de la luz cae el dueño del rostro, y en la estrepitosa caída brota de nuevo la lágrima no deseada.

Hasta la fiebre se me antoja útil, saboreo por instancias delirar.