Como siempre...

Renazco... de mis cenizas como el ave Fenix... aunque me acompañe una lágrima
Sólo para amigos... para los que gustan de leer... para quienes disfrutan de poemas... para los que como yo sueñan... para los que mantienen la sonrisa... y conjugan a solas las lágrimas... para los que quiero... y los que me quieren... para ti... sobre todo para ti...

2 mar 2008

Entre versos, cantares y esperanzas


Por qué sentirte inentendiblemente absurda por entregar el corazón a manos llenas
y que el vocablo se te quede mudo ante un sentimiento que se te hace condena.

No entender por qué los caminos no se cruzan,

si en un instante hubo miradas que se entendieron y manos que acariciaron esa verdad.
Hacerte imprecar de lo que eres, lo que sientes, lo que das y lo que esperas.
Buscar una respuesta donde nunca se hallará, pues no se comparte el mismo idioma,
y no hay traductor que te permita convertir emociones en razones.
Se nos va la vida en un momento por prodigar algo cierto,
por ser agua diáfana y sonreír por el solo motivo de sentirte fausta.
Qué hace que sea tan espinoso creer que hay almas que sólo desean lo bueno para dar y recibir,

para acompañar o ilustrar,
que no hay malicia en la palabra ni vicio en la entrega,
que sólo se es así y así se expresa,
porque es la forma en cómo fuimos cultivadas y así la carga que nos llena.

Qué hace que la respuesta a darse toda y entera sea una falacia

y luego la huida porque el recelo a no creer es más fuerte y así se censura.
Habrá quién conciba que la entrega no esconde farsas, disimulos o quimeras,

sólo un cosmos de pasiones hecho cuerpo de hembra.

Es tan difícil creer que se es sincera,
que el único laurel que se pretende es saberse dichoso de que así se quiera.

Se te hace apremiante el corazón que te revele el mismo reflejo,
la mueca que se arme con la tuya

y la mano que sienta en tu piel la suavidad de lo cierto.

Y sana el corazón en la espera,

porque la respuesta que no hallaste la suplantas con un “debe haber alguien como yo allá afuera”.

No decaigas mi princesa, la respuesta de tu corazón es cierta
.
Si nos hallamos dos, habrá más y más que sólo esperan.

Mientras tanto cariño, refúgiate en este canto,
deja que esas manos acaricien tus rizos y duerman tu tristeza,
concédenos tus lágrimas para trenzarlas a sus pasos y que con ellos desaparezcan,
arma letras y hazlas furia, luego se volverán promesa.
No abandones la ilusión, siempre regresa.
Y llegará entonces que juntas las tres peregrinaremos haciendo alarde del gesto

y armaremos de nuevo la vida entre versos, cantares y esperanzas.


A mi Ruth...