Tarde de grises matices que oscurece el alma
y dan vida a la yerma esperanza del momento.
Pinceles naturales que dibujan las siluetas del paseo
y aromatizan el descontento de lo pensado,
recreando amargos sabores que intentan resucitar inclementes.
Trato de avivar mi recuerdo con el roce aquel,
que en labios apagados daba el adiós a la creencia.
Pero no,
el negro nocturno ya advertido por relucientes destellos abandonados y lejanos
devuelve a mi aspecto el retozo complaciente del laudo acertado,
ya ni tu recuerdo me toca.
La noche se complace en su aroma y yo en su paz.
Eres pensamiento,
si,
mas no estremeces mi congoja.
Algún día el camino encontrará nuestros pasos
y seguro pasaré sin advertirte,
y es que como advertir lo que no existe.
Agradable sensación saberte en la tumba de mi no existencia.
