Cavilo en ti
y se desata la razón,
se iza la piel
y el músculo central se dilata y se contrae con presteza…
… me hueles a lluvia que moja vigorizante el verde de mi vivir,
limpiando el aire de mi existencia.
Qué destinos surcabas que no giraste antes hacia mi diestra,
donde mi candil presbiciado te hubiera captado de súbito.
Me creas a tu capricho y a mi capricho te forjo…
… venturosas letras que sólo dejan ver sentimientos,
mientras se decanta el tiempo en nobles emociones que llenan de sediciones mi conciencia.
Eres torrente perenne de mis ojos que transportan tus letras a este cuerpo vehemente,
despojando de pudor cualquier halo de inocencia pulcra
para convertirlo en pecaminoso pensamiento que me deleita.
Garabatea amor, garabatea…
incita poluciones en mi mente con tus grafías…
permite que imagine a qué me sabe tu cuerpo y cómo conviertes mis botones en piedras…
dame de tu dulzura escrita todo lo que no hallo por tu ausencia
mientras el tiempo final arriba,
solventando nuestra angustia en la copa de vino que de nuestra sed se colma.
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